Qigong es una forma de abrazar el cuerpo a través de la respiración.
A través de la respiración del Qigong, cuando el abdomen se expande con cada inhalación, se sienten las tensiones del cuerpo que, a través de la exhalación, se van relajando.
Inhalo y siento mis tensiones, mis bloqueos físicos, tensión en mi mente, las identifico y las localizo, y posteriormente Exhalo, es decir, relajo!, relajo la zona física que se encuentra tensa, relajo el pensamiento que me crea tensión.
Con la práctica continuada, se siente la dulzura del cuerpo en cada movimiento, la paz de pensamiento que cada vez es más profunda. Con cada movimiento, me adentro más y más, es cada vez más profunda la sensación de relajación física y paz mental a través de la dulzura en cada movimiento que parte de una respiración calmada.
Cuando la mente se relaja y entra en estado de paz, aquello que generaba tensión se percibe diferente. Parece que te elevas sobre eso y entonces su importancia es relativa. Ahora el modo de gestionarlo no parece tan difícil porque te das cuenta de que formas parte de algo que está por encima de todo eso. Se produce una apertura en la mente.
Cuando el físico se relaja, entras en comunión con tu entorno, y sientes la dulzura de todo de lo que formas parte. Da igual que te encuentres sobre una montaña que en mitad de la ciudad, tu cuerpo es más sensible por ejemplo a la temperatura, eres más consciente del calor del sol sobre tu piel o del fresco de la brisa que roza tu cuerpo, los sonidos son más perceptibles, sobre todo aquellos que son más agradables, bajo tus pies se siente el peso sobre la tierra, una tierra que te sostiene con firmeza. El cuerpo se vuelve más ágil, menos pesado, es una sensación como si pareciera que pudieras flotar.
Cuando el físico y la mente se relajan, se siente una conexión con TODO a partir de crear una conexión primero con uno mismo.